El león y la liebre
En el monte Mandara vivía un león muy cruel que hacía estragos entre los demás animales. Los habitantes del bosque estaban aterrorizados. Si esto sigue así en poco tiempo el bosque quedará deshabitado, y todos nosotros acabaremos por desaparecer en las fauces del león. Pero una zorra, entrada en años y muy sabia, les hizo la siguiente proposición:
Debemos convencer al león para que refrene su hambre, incluso aconsejándolo que si sigue así pronto quedará sin comida.
Habló muy bien, convenció al león para que aceptara la propuesta de los animales. Pero no os olvidéis de enviarme a mi guarida a un animal cada día dijo el león, y, además, que sea gordo y joven.
Un día, la suerte recayó en la liebre, que emprendió el camino hacia la guarida del animal, al que debía de servirle de alimento. Por el camino pensó: Solemos obedecer a quien tememos simplemente porque tenemos apego a la vida. Pero si hoy he de morir, ¿por qué debo someterme a la voluntad del león? ¿Qué ganaría con ello? Y empezó a reducir el paso y a entretenerse por el camino, por lo que llegó tarde a su destino.
En el camino tuve un mal encuentro; tropecé con otro león el cual quería comerme. Le expliqué mi situación, y me dejó ir, pero con la condición de que regresaría para que él me pudiera comer ¡Sinvergüenza! rugió el león, fuera de sí por la ira. Llévame enseguida junto a él. Le enseñaré con quién se las tiene que haber.Como quieras, majestad contestó la liebre inocentemente. Y muy contenta, lo llevó junto a un pozo muy hondo.
El león dio un rugido de rabia, se lanzó contra su supuesto rival y, al hacerlo, cayó al pozo, en el que murió ahogado.
Moraleja: Como dice el refrán, más vale pájaro en mano que ciento volando.
Esto significa que, a menudo, es
mejor conformarse con lo que uno tiene, aunque sea poco, que arriesgarse por
algo que a lo mejor no podemos conseguir.
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