Los descendientes del Sol/Reflexiona/ A partir del título, imagina de qué podrá tratar la leyenda./¿Dónde crees que se desarrolle este relato?








 ¿Dónde crees que se desarrolle este relato?

En la riquísima región de Darién vivieron, desde los más remotos tiempos, los indios cunas. Ellos tuvieron como ascendiente al mismo Sol. 

Y sus tierras son las más hermosas que jamás se hayan contemplado. Los dioses les dieron montañas en cuyo seno está guardado el oro, lagunas encantadas, ríos de profundas corrientes, selvas pobladas por los más hermosos árboles y los más vistosos animales.

Reflexiona.

¿Cómo imaginas la vida del hombre que aparece en la imagen?

¿Cuál crees que sea su papel dentro de este relato? En un tiempo, del que ya no va quedando ni la memoria, el hechicero de la tribu, el  era un hombre bueno y sabio, de costumbre sanas y vida generosa, por lo que fue amado especialmente por el dios Sol. El dios quiso premiarlo con un don que fuera de su agrado. 

Una tarde, a la hora del sacrificio acostumbrado, se presentó al le y le ordenó que eligiera algo, que le concedería lo que él quisiera. El  se consideró indigno del favor del dios y no le pidió nada. Pero el Sol, admirado de su humildad, repitió el ofrecimiento sin condiciones. El buen le  pidió al dios que le concediera un tiempo para pensarlo bien.

Reflexiona.

Si fueras el buen nele, ¿qué deseo le pedirías al dios Sol? ¿Qué tomaste en cuenta para elegir el don?

Y como era bueno, pensó que debería pedir algo que beneficiara a los demás, pues su vida estaba ya tan avanzada, que poco tiempo más sobreviviría. Descartó la idea de pedir algo para uno solo, que se haría objeto de la envidia de los demás, por lo que el odio triunfaría sobre todos los sentimientos de la tribu. Le era muy difícil encontrar un don que hiciera felices igual a todos, a hombres y mujeres. Y tampoco sabía si el dios Sol estaba dispuesto a dar el don no solamente a él, sino a muchos al mismo tiempo.

Reflexiona.

¿Los aspectos que consideraste antes de leer este párrafo se parecen a los que plantea el texto? De acuerdo con estos aspectos, ¿cambiarías el don solicitado o mantendrías el mismo? Volvió a consultarle, en su diario sacrificio. Y el dios Sol le repitió el ofrecimiento. 

 Luego expresaron su gratitud al el  con gran alegría. El ofrecimiento era demasiado hermoso para haberlo deseado ellos antes. El  se apresuró aquella tarde a dar su respuesta al Sol. 

Durante tres días, la tribu entera se entregó a elevar preces a los dioses y a ofrecer sacrificios. Al amanecer del último día, los rayos del Sol se esparcieron por el cielo azul, como una gran corona de oro. Se abrió el cielo y apareció en medio de la luz un niño maravilloso, de cabellos rubios y ojos claros, con la tez de nácar, que le daba la mano a una niña bellísima. 

Los dos avanzaron desde el confín del cielo hasta llegar al lugar en que el  y la tribu les esperaban. Todos cayeron de rodillas frente a ellos, dando gracias al Sol.

Reflexiona.

A partir del desarrollo de la leyenda, ¿qué crees que suceda con la llegada de estos niños? Los llevaron a un palacio de oro que les tenían preparado, y toda la tribu se desvivió por llevarles cuanto podía contribuir a su comodidad y su bienestar sobre la Tierra.  

 La pareja fue creciendo al cuidado de todos. Pasado unos años estaban convertidos en dos jovencitos esbeltos y gentiles, adorados por toda la tribu. 

 Fueron felices algún tiempo, pero después de pocos años, la joven pareja se olvidó de su amor y de su origen divino. 

Fue el hijo del Sol el primero que, hastiado de su celestial esposa, buscó un nuevo amor entre las bronceadas muchachas de la tribu. Luego fue ella, la esposa olvidada, quien trató de hallar compensaciones entre los guerreros de la tribu. 

Reflexiona. De acuerdo con lo que has leído, ¿cómo consideras que será el final de la leyenda?

El dios Sol expresó su cólera ante semejante conducta de sus hijos. Y los condenó a perder el don de la divinidad dejándolos sobre la Tierra, expuestos a los mismos sufrimientos de los demás mortales. Fueron inútiles los ruegos de toda la tribu al dios Sol.

 El castigo se cumplió. Desde entonces, los hijos del Sol vivieron como todos los demás. De su unión con los indios queda la raza de los cunas; raza superior por ser descendiente de un dios. 

De sus primeros hijos, los que nacieron cuando aún se amaban, descienden los albinos, esos seres de ojos azules que no resisten la luz del día, de pelo dorado casi blanco, que se distinguen de los demás cunas como representantes verdaderos del dios Sol.

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